Me llevo las manos a la cabeza: desayunamos tostadas con nocilla, un tazón bien repleto de cereales o galletas con leche; almorzamos un bocadillito; comemos arroz o pasta casi todos los días; merendamos galletitas o bocadillito (por si todavía tiene hambre), y cenamos Mc. Donalds o cualquier cosa rápida. Pero Amalia, no te preocupes porque prácticamente no comemos azúcar. Y ya es cuando termino de alucinar.
Cuando vienen a mi centro o me llaman pidiéndome ayuda, les suelo dar pautas básicas para que los niños puedan mejorar no solo su rendimiento académico, sino también su carácter. Y realmente funciona, y no es nada difícil, pero requiere un aprendizaje y un esfuerzo por parte de los padres también. Las pautas son básicas: nada de galletas, comida prefabricada, harinas, cereales ni azúcares.
Las instrucciones son sencillas y bien claras pero, y entonces ¿Qué comen? Pues COMIDA DE VERDAD. Cuando a un niño no le gusta prácticamente casi ningún alimento es porque normalmente los padres no suelen introducirlos en su alimentación, porque la alimentación se basa casi siempre en los mismos alimentos y no se salen de ahí.
Se pueden crear recetas riquísimas sin apenas esfuerzo, se puede comer sabroso y gustoso de manera fácil y rápida, solo hace falta tener ganas e investigar un poco.
Hazlo por tu hijo y hazlo por ti mismo, por vuestra salud. No abandones cuando veas que los resultados que todo esto están teniendo en tu hijo son más que positivos, porque también lo están siendo para ti también aunque tú no lo quieras ver.
La salud y el bienestar deben ser primordiales y estar por encima de todo.
